La cirugía biliar es una rama especializada de la cirugía que se centra en el tratamiento de trastornos y enfermedades relacionadas con la vesícula biliar y las vías biliares. La vesícula biliar desempeña un papel crucial en el sistema digestivo al almacenar y liberar bilis, un líquido producido por el hígado que ayuda en la digestión de las grasas.
Antes de someterse a cualquier cirugía biliar, los pacientes deben someterse a una evaluación exhaustiva que puede incluir pruebas de diagnóstico por imágenes, análisis de sangre y evaluación de la función hepática. Esto ayuda a determinar la naturaleza y la gravedad del problema biliar y a planificar el mejor enfoque quirúrgico.
La cirugía biliar puede realizarse utilizando técnicas laparoscópicas o mediante cirugía abierta, dependiendo de la naturaleza específica del problema y la experiencia del cirujano. Durante el procedimiento, se puede optar por extirpar la vesícula biliar o realizar reparaciones en las vías biliares según sea necesario.
El tiempo de recuperación después de una cirugía biliar puede variar según la complejidad del procedimiento y la salud general del paciente. Por lo general, los pacientes pueden esperar permanecer en el hospital por un corto período de tiempo después de la cirugía, seguido de un período de recuperación en casa.
Durante la recuperación, es importante seguir las instrucciones del equipo médico, que pueden incluir cambios en la dieta, medicación para controlar el dolor y actividades físicas recomendadas para facilitar la recuperación.
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Cálculos biliares: La formación de cálculos en la vesícula biliar es una de las razones más comunes para la cirugía biliar. Estos cálculos pueden causar dolor abdominal intenso y complicaciones graves si no se tratan.
Inflamación de la vesícula biliar: La colecistitis, o inflamación de la vesícula biliar, puede requerir cirugía para extirpar la vesícula biliar y aliviar los síntomas.
Obstrucciones en las vías biliares: Las obstrucciones en las vías biliares, ya sea por cálculos, tumores u otras causas, pueden requerir cirugía para restaurar el flujo de bilis y prevenir complicaciones.
Lesiones en las vías biliares: Traumatismos o lesiones en las vías biliares pueden requerir cirugía para reparar o reconstruir estas estructuras y restaurar la función adecuada del sistema biliar.
Dolor abdominal intenso, especialmente después de comer alimentos grasos, náuseas, vómitos, fiebre y coloración amarillenta en la piel y los ojos (ictericia).
Puede realizarse mediante técnicas laparoscópicas o mediante cirugía abierta. La colecistectomía laparoscópica, que implica la extirpación de la vesícula biliar a través de pequeñas incisiones, es el procedimiento más común. Otros enfoques pueden incluir la exploración de las vías biliares y la reconstrucción de las mismas en casos de obstrucción o lesión.
Esto puede variar según la complejidad del procedimiento y la salud general del paciente. Por lo general, los pacientes pueden esperar permanecer en el hospital durante un día o dos después de la cirugía laparoscópica y hasta una semana en caso de cirugía abierta. La recuperación completa puede llevar varias semanas, durante las cuales se recomienda seguir las indicaciones médicas respecto a la dieta y la actividad física.
Dolor abdominal, hinchazón, sensibilidad en el área de la incisión y cambios en los hábitos intestinales. Las complicaciones menos comunes pueden incluir infección, sangrado, lesiones en las vías biliares y problemas con la cicatrización de las incisiones.
Después de la cirugía biliar, es posible que se recomiende una dieta baja en grasas durante un tiempo para ayudar a prevenir síntomas digestivos. Con el tiempo, la mayoría de los pacientes pueden volver a una dieta normal. Sin embargo, algunos alimentos grasos pueden causar molestias digestivas en algunos pacientes. Es importante hablar con su médico sobre cómo adaptar su dieta y estilo de vida después de la cirugía.