Cirugía de metástasis hepáticas: opciones quirúrgicas y avances actuales

El hígado es uno de los órganos donde con más frecuencia se alojan metástasis de cánceres originados en otras partes del cuerpo, especialmente del colon y del recto. Afortunadamente, el avance de la medicina ha permitido que muchas de estas lesiones puedan ser tratadas de forma efectiva mediante cirugía, mejorando tanto la supervivencia como la calidad de vida de los pacientes.

¿Qué son las metástasis hepáticas?

Las metástasis hepáticas se producen cuando células tumorales viajan desde un cáncer primario a través del torrente sanguíneo y se alojan en el hígado. En la mayoría de los casos, no se trata de un cáncer que empieza en el hígado, sino de una extensión de otro tumor. Las más comunes provienen del cáncer colorrectal, pero también pueden tener origen en tumores de mama, estómago o páncreas.

Cómo se detectan

El diagnóstico de metástasis hepáticas suele realizarse durante el seguimiento de un cáncer ya diagnosticado. Las pruebas de imagen son fundamentales en esta fase: la tomografía computarizada (TC), la resonancia magnética (RM) o, en algunos casos, la tomografía por emisión de positrones (PET), permiten visualizar las lesiones, determinar su tamaño, ubicación y relación con las estructuras hepáticas. Estas pruebas son clave para decidir si las metástasis son operables.

¿Cuándo es posible operar las metástasis hepáticas?

La cirugía está indicada cuando las metástasis pueden ser extirpadas por completo y el hígado remanente mantiene suficiente volumen y función. En muchos casos, incluso cuando las lesiones están distribuidas en ambos lóbulos del hígado, se pueden plantear estrategias quirúrgicas secuenciales, a veces combinadas con tratamientos previos como la quimioterapia o técnicas de hipertrofia hepática.

La decisión se toma tras una evaluación individualizada, donde se consideran el estado general del paciente, la localización exacta de las metástasis y si existe enfermedad fuera del hígado.

Tipos de cirugía disponibles

Existen distintas técnicas quirúrgicas, y la elección depende de cada caso:

La resección hepática consiste en extirpar la parte del hígado donde se encuentran las metástasis. Puede implicar desde una pequeña sección hasta un lóbulo completo. Cuando es necesario, se puede realizar en dos tiempos, permitiendo que el hígado se regenere entre ambas intervenciones.

Otra opción, especialmente en lesiones pequeñas o difíciles de resecar, es la ablación por radiofrecuencia o microondas. Estas técnicas permiten destruir el tumor aplicando calor directamente en la lesión, sin necesidad de resección. Son útiles en pacientes que no pueden someterse a una cirugía mayor.

Avances quirúrgicos en los últimos años

Los últimos años han traído consigo avances importantes. La cirugía laparoscópica ha ganado terreno, ya que permite intervenir con incisiones pequeñas, reduciendo el dolor postoperatorio y favoreciendo una recuperación más rápida.

En algunos centros especializados también se emplean sistemas de navegación intraoperatoria o realidad aumentada, que ayudan al cirujano a localizar con mayor precisión las lesiones y planificar mejor las resecciones.

Además, la combinación de quimioterapia previa a la cirugía (llamada neoadyuvante) ha demostrado ser útil para reducir el tamaño de las metástasis y mejorar las posibilidades de una cirugía curativa.

Qué esperar tras la cirugía

La recuperación dependerá del tipo de intervención realizada y del estado previo del paciente. Generalmente, tras una resección hepática el ingreso hospitalario puede ser de 5 a 10 días. Durante este tiempo se vigila la función hepática, la recuperación del tránsito intestinal y la ausencia de complicaciones.

En la mayoría de los casos, el paciente puede retomar sus actividades habituales en unas pocas semanas. Es importante mantener un seguimiento estrecho con el equipo médico para controlar posibles recurrencias y evaluar la necesidad de tratamientos complementarios.

Pronóstico y calidad de vida

Gracias a los avances quirúrgicos y al mejor manejo multidisciplinar, muchos pacientes con metástasis hepáticas tienen hoy un pronóstico mucho más favorable que hace años. En algunos casos, la resección completa de las lesiones puede ofrecer tasas de supervivencia a 5 años superiores al 50%, especialmente en metástasis de origen colorrectal.

Lo más importante es que, en manos expertas, estas intervenciones no solo buscan prolongar la vida, sino también mantener una buena calidad de vida y funcionalidad para el paciente.

La importancia de un equipo especializado

El tratamiento quirúrgico de metástasis hepáticas requiere experiencia y un enfoque individualizado. Contar con un equipo especializado en cirugía hepatobiliar, en coordinación con oncología médica, radiología y anestesia, permite ofrecer a cada paciente la mejor opción terapéutica disponible, adaptada a su situación concreta.

Una buena evaluación preoperatoria y un seguimiento riguroso son fundamentales para obtener los mejores resultados en este tipo de intervenciones complejas.

Autor

Dr Rubén Ciria Bru

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