¿Puedo hacer ejercicio tras una cirugía hepática o pancreática? ¿Cuándo y cómo?

Después de una intervención en el hígado o el páncreas, una de las dudas más frecuentes que tienen los pacientes es: ¿cuándo podré volver a hacer ejercicio? Esta inquietud es completamente comprensible. La buena noticia es que, con una planificación adecuada y la supervisión del equipo médico, la actividad física puede ser una gran aliada en el proceso de recuperación.

¿Por qué es importante el ejercicio tras una cirugía?

Recuperarse de una cirugía hepática o pancreática no implica solo la cicatrización del órgano operado. El cuerpo atraviesa una fase de estrés físico y emocional, inmovilidad, pérdida de masa muscular y alteraciones metabólicas. En este contexto, el ejercicio controlado aporta múltiples beneficios:

  • Mejora la condición cardiovascular y la capacidad respiratoria.
  • Evita la atrofia muscular y la pérdida de fuerza.
  • Reduce el riesgo de complicaciones como trombosis o infecciones respiratorias.
  • Contribuye al bienestar emocional, reduciendo ansiedad o depresión postoperatoria.
  • Facilita una reincorporación gradual a la vida cotidiana.

¿Cuándo se puede retomar el ejercicio?

El tiempo exacto dependerá del tipo de intervención, del estado general del paciente y de la evolución postoperatoria. Aun así, existen algunas pautas generales:

Fase Tiempo estimado Tipo de actividad recomendada
Fase inicial 1ª – 2ª semana Movilización leve: caminar por casa, estiramientos suaves, ejercicios respiratorios.
Fase intermedia 3ª – 6ª semana Paseos diarios, aumento progresivo del tiempo y ritmo, ejercicios de fortalecimiento sin peso.
Fase avanzada 6ª semana en adelante (con evaluación médica) Ejercicio moderado: bicicleta estática, natación suave, yoga. Evitar impacto abdominal.

Ejercicios que se deben evitar en fases tempranas

Durante las primeras semanas de recuperación, es crucial evitar actividades que puedan poner en riesgo la zona operada:

  • Ejercicios de fuerza abdominal o de alta intensidad.
  • Deportes de contacto o con riesgo de caídas.
  • Cargas pesadas o movimientos bruscos.

Estas actividades deben reintroducirse solo tras autorización médica y cuando el proceso de cicatrización esté completo.

Indicaciones para una recuperación segura

Algunos consejos generales que pueden mejorar la experiencia durante la reincorporación al ejercicio:

  • Escuchar al cuerpo: si hay dolor, mareo o fatiga excesiva, es mejor detenerse.
  • Progresar de forma gradual, sin compararse con otras personas ni con el nivel previo a la cirugía.
  • Consultar con el especialista en cada fase para adaptar el tipo e intensidad de actividad.
  • Hidratarse bien y llevar una alimentación equilibrada.

¿Es diferente el ejercicio tras cirugía hepática vs pancreática?

Sí, existen algunas diferencias:

  • En la cirugía hepática, la principal precaución es no comprometer el proceso de regeneración hepática ni afectar la zona de resección.
  • En la cirugía pancreática, especialmente si ha habido resección extensa, puede haber alteraciones digestivas o metabólicas (como la diabetes), lo que obliga a un control más estricto de la glucemia durante el ejercicio.

El ejercicio forma parte del proceso de recuperación tras una cirugía hepática o pancreática. No se trata de retomar la actividad intensa rápidamente, sino de reintroducirla progresivamente, con pautas médicas claras, escuchando al cuerpo y adaptando el esfuerzo a cada etapa. Con paciencia y constancia, la actividad física puede mejorar notablemente la calidad de vida después de la intervención.

Autor

Dr Rubén Ciria Bru

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